La adición al sexo implica conductas repetitivas y continuadas a pesar del malestar que generan al propio paciente. Esta adicción como cualquier otra también responde a conductas compulsivas y puede derivar en un trastorno obsesivo compulsivo. El principal eje de la adicción al sexo lo constituye el impulso sexual incontrolado.
En Instituto Europeo Alfi pretendemos conocer las circunstancias personales, racionales e ideológicas del propio individuo para diseñar un tratamiento personalizado. La adicción al sexo no es un vicio o un capricho, sino un problema.
La principal característica que puede derivar en adicción al sexo es la insatisfacción de la actividad sexual. Si el individuo experimenta sentimientos de vacío, carece de control sobre sus actos y pensamientos tras el acto sexual, es muy probable que emerja la adicción al sexo.
Las personas con adicción al sexo ocasionalmente pueden experimentar hipersexualidad y consumen en exceso todo tipo de pornografía. Además, recurren compulsivamente a prácticas individuales como la masturbación. Del mismo modo, tienen continuas citas con desconocidos y contratan frecuentemente servicios sexuales.
También, desarrollan conductas sexuales de riesgo, esporádicas, de rápido comienzo y extinción. Necesitan lograr citas frecuentes para satisfacer su necesidad de excitación, por este motivo, suelen ser usuarios de servicios y aplicaciones móviles para encuentros sexuales ocasionales. Si no logran estos acercamientos, los individuos desarrollan sentimientos de ansiedad, dificultad para conciliar el suelo y pensamientos autodestructivos incontrolables.
La adicción al sexo puede derivar en pérdida de interés por las áreas laborales y personales. Además, el adicto puede demorar la realización de otras actividades cotidianas por realizar actos sexuales inmediatos. Por eso, muchas veces se precisa de ayuda especializada para sobreponerse a este problema.